jueves, 13 de enero de 2011

del 2001

uf.... el tiempo....

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo


A mí siempre me parecieron medio tristes esas insinuaciones medio pecaminosas, medio santificantes que escuchaba a mis espaldas. Sobre todo cuando llegaban cargadas de una vibra medio esotérica, medio simplona, medio a pachulí tipo rescoldo era cuando me daban esos ataques de llanto medio esquizofrénicos. Y de verdad no podía parar, por mucho que la gente del metro mirara por las ventanas, haciéndose las que como que si nada. Me volví inhabilitado para vivir la vida como corresponde, sanamente, como dios manda. Poco a poco fui tomando conciencia de que en realidad era un problema, medio complicado eso sí, pero solucionable. No era por falta de voluntad que no me sanaba, si después de todo los viajes a donde la Sofìa no eran en vano. ¿En el suicidio? Claro, un par de veces, como todo el mundo no más en todo caso. Pero faltó más desequilibrio, porque a mí no me vienen con el cuento del valor. En el fondo todos tenemos algo por qué vivir, por mucho que la cosa esté como está. Después de todo todavía me quedan tres tiras de sertralina. Aunque a juzgar por mis últimos actos, me parece que están medio vencidas.

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