Extracto de un mensaje en una botella encontrado un 17 de
febrero en Las Docas
Centrados
en una zona erógena, por mencionar, digamos, el perineo... realizar una presión
sutil, pero a la vez constante. Acordamos que era importante un in crescendo
cuidadoso, y en algún punto, manteniendo al unísono atención en el ritmo e
intensidad de la respiración ( una vez pasado, desde luego, el umbral del
jadeo), pasar al acto vibratorio. En efecto, el uso de más de un dedo resultó
casi espontáneo. La espontaneidad en nuestros encuentros siempre fue celebrada.
Pues bien. Al mismo tiempo, resulta extremadamente eficaz hacer mímesis con el
sonido respiratorio del otro. En varias ocasiones al hacer esto de cerca
sucedía que eventuales gotas de saliva ajena hacían contacto con... Digamos....
Mis labios, mi sienes, mis órganos genitales ( en el caso que me haya
encontrado desprovisto de ropa). En muchas ocasiones en este punto nos
hallábamos desnudos, por lo tanto, lamer sus axilas, por ejemplo ya no
significaba un gran esfuerzo. Al sentir su mano sobre mi, por ejemplo, pene yo
solía moverme, casi como de manera instintivamente hacia atrás y adelante, es
decir, basculando mi pelvis ( no recuerdo haber escrito antes la palabra
"bascular"). Generalmente decidido in situ, acordado con gestos
pequeños, cambios de presiones al tocarse, etc... Se pasaba a la parte de
introducción digital. A este respecto puedo mencionar la experiencia desde
ambos (entre infinitos, supongo) ángulos: el referido al sujeto en cuyo recto
se introduce una cantidad variante y variable de dígitos, o bien, desde la
perspectiva de quien introduce el o los dedos. Cabe mencionar, sin embargo, que
ambas situaciones pueden ocurrir en, por y/o para el mismo sujeto...
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